En Las Abras de Santa Cruz, en Turrialba, el legado de la familia Casasola Vargas siempre ha estado sembrado en la tierra. Es un “hogar” construido con el trabajo de generaciones. De estas raíces nace la inspiración de Karla Casasola Vargas, quien sintió el llamado a emprender un nuevo camino: uno que le permitiera forjar su independencia sin dejar atrás la herencia familiar, honrando especialmente la memoria de su abuela Oliva (“Oli”), una mujer visionaria y resiliente.

Ese fue el inicio del “viaje” de Olilac. Con un capital semilla y el apoyo incondicional de su familia, Karla se embarcó en la aventura de transformar la materia prima de su finca en lácteos artesanales de calidad excepcional. Este camino no fue solo de negocios, sino de redescubrimiento, aprendiendo a plasmar en cada producto el sabor de su tierra y la dedicación de su gente, un proceso manual y cuidadoso que se opone a la producción industrial anónima.

Hoy, Olilac es el “tesoro” que Karla trae de vuelta a casa. No es solo yogurt, mantequilla o queso; es la prueba tangible de que se puede innovar desde la raíz. Cada producto enriquece el legado familiar, le da un nuevo valor y lo comparte con el mundo. Comprar Olilac no es simplemente adquirir un alimento, es ser parte del retorno de un viaje, uno que celebra la tradición, la independencia y el verdadero sabor del origen.